Introducción Su miembro más importante fue Leonardo (Utiel, Valencia, España, h. 1650 – Sevilla, España, 1730). Trabajó principalmente en Sevilla. Participó en las obras del Hospital de los Venerables Sacerdotes. Hacia 1690 llevó a cabo la reforma de la iglesia y claustro de San Pablo. En 1696 se hizo cargo de las obras de la iglesia del Salvador; luego se encargó de la iglesia de San Luis y empezó la capilla del Santo Sacramento en la iglesia de Santa Catalina. Desde 1722 trabajó en el colegio de San Telmo, su obra más importante. Todo este conjunto de obras barrocas denotan la influencia italiana, aunque añade a ello su fantasía decorativa y el empleo del ladrillo. Matías-José (Sevilla, España, 1698 – h. 1765). Hijo de Leonardo, colaboró con su padre en varias de sus obras, terminando, a la muerte de éste, la construcción de San Telmo. Hizo la capilla de San Leandro, en la catedral de Sevilla, y reconstruyó la iglesia del convento de San Jacinto. Se le atribuye un Tratado de mazonería (h. 1755). Ambrosio (Sevilla, España, h. 1700–1775). Hermano del anterior. Es autor de varias iglesias: San Vicente de Sevilla, San Pedro de Carmona y la del convento de la Merced, en Huelva. Hizo también la capilla de la cartuja de Sevilla (1752-1758) y la del Santo Sacramento de la iglesia de Santa María Magdalena. Se le atribuye también la del Sagrario en la iglesia de San Sebastián de Marchena. Antonio Matías (h. 1734 – h. 1796). Seguramente hijo de Ambrosio. Su obra es mucho más sobria que la de sus predecesores y marca el retorno al clasicismo. Realizó varias obras en una serie de iglesias andaluzas: iglesia de San Pedro de Peñaflor (1780-1788), torres de la iglesia de Algodonales (1779-1780), San Gil y Santa María de Écija y La Palma del Condado. También hizo varios palacios en Jerez de la Frontera.