XV. «Cantad y corred sobre mí»
La muerte Por ese tiempo Gabriela había escrito ya su testamento, nombrando albacea testamentaria a Doris Dana. Determinó que sus bienes fueran divididos entre Palma Guillén de Nicolau y Doris Dana, y también entre los niños pobres del pueblo de Montegrande, bajo la administración de la Orden de San Francisco.
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