Viejos lobos de Marx
para Susana y Abelardo Esta casita, así como la ves, me salió en poco más de un millón de pesos: Tuve que construirle fosa séptica porque todavía no hay drenaje en la región ni han entubado el agua potable. Para beber y cocinar me traen agua del pueblo en garrafones, y eso sí, para los tragos agua embotellada. Estaban en una terraza alargada que comunicaba el ala principal, el edificio de ocho habitaciones dobles, con el ala que albergaba la sala, el comedor espacioso con mesas para veinte personas, la cocina, dos habitaciones extras y cuartos para la servidumbre. Augusto levantó la botella de güisqui Ushers y con un gesto le preguntó al interlocutor si le servía. —Sí, dos dedos. Dos dedos colocados verticalmente uno sobre otro, repitió su antiquísimo chiste Augusto, y sirvió razonablemente en los dos vasos. Tomaron hielos semiderretidos de un platito con más agua que cubos y el interlocutor completó las bebidas con sifón. —El terreno me costó cualquier...
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