Vergara : 18
Vergara Capítulo XVIII de Benito Pérez Galdós No se habría conformado D. Fernando con la ociosidad en aquella tierra hospitalaria, si la frecuente correspondencia con su madre no vigorizara su espíritu. No cesaba la noble señora de recomendarle que prolongase su permanencia en Logroño, que fuese agradecido a las bondades de Espartero y su familia, pues le convenía ciertamente estar al arrimo de quien, por su autoridad militar y la política que iba adquiriendo, parecía llamado a ser en breve tiempo el árbitro de los destinos de la Nación. «Doloroso es para mí -le decía-, el verme privada de tu presencia; pero me consuela de mi soledad el saber dónde y con quién estás, el considerar reconocido y apreciado tu mérito, principio quizás de las grandezas que deseo para ti». Y contestando a la carta en que se le manifestaba el deseo de Doña Jacinta de traerla a Logroño, decía: «La impresión primera ha sido de regocijo; pero después la reflexión me ha hecho...
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