Veinte años después: XLI. Mazarino y la reina Enriqueta
Veinte años después: Capítulo XLI. Mazarino y la reina Enriqueta de Alejandro Dumas Levantóse Su Eminencia y salió a recibir a la reina de Inglaterra, a quien encontró en la mitad de la galería que precedía a su despacho. El respeto que demostraba a aquella reina sin séquito y sin pompa era tanto mayor, cuanto que no dejaba de remorderle la conciencia por su avaricia y su deslealtad. Los que necesitan solicitar saben revestir su semblante de toda clase de expresiones, y la hija de Enrique IV se sonreía al acercarse a aquel hombre que era objeto de su odio y su desprecio. ––¡Ah! ––exclamó para sí Mazarino–– ¡Qué cara tan amable! ¿Si vendrá a pedirme dinero? Y dirigió con inquietud una mirada a su caja, volviendo al mismo tiempo hacia adentro el valioso diamante de su sortija, cuyo brillo atraía las miradas sobre su mano, que era blanca y bonita, como ya hemos dicho. Por desgracia, aquel anillo no tenía, como el de Giges, la virtud de hacer invisible...
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