Teresa la Limeña: 14
Novelas y cuadros de la vida sur-americana Teresa la Limeña - Capítulo XIV de Soledad Acosta de Samper En aquel tiempo aún no había ferrocarril directo hasta Caen, y para viajar con más comodidad, en vez de tomar la diligencia, buscaron dos carruajes espaciosos en que cabían todos con la servidumbre, y viajarían a su antojo, haciéndolos tirar por las locomotoras en las partes del camino en que podían aprovecharse del ferrocarril. Teresa estaba contenta como una niña, mirando llena de alegría los campos y las ciudades que pasaban ante su vista como en un estereoscopio. Reinaldo, animado y jovial, prodigaba a su madre y a Lucila mil cuidados, guardando respecto de Teresa cierta reserva respetuosa en que se manifestaba verdadero y profundo era el amor que por ella sentía. Al llegar a Caen Teresa dijo: -¡La patria de Carlota Corday! Quisiera conocer la casa en que vivió esta heroína... La señora de Ville y Lucila se quedaron descansando en el hotel, mientras Teresa...
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