Tercer Libro de La Galatea: 34
Huyendo va la esperanza; tenella con el deseo. GLOSA Cuando me pienso salvar en la fe de mi querer, me vienen luego a espantar 5 las faltas del merescer y las sobras del pesar. Muérese la confianza, no tiene pulsos la vida, pues se ve en mi mala andanza 10 que, del temor perseguida, huyendo va la esperanza. Huye y llévase consigo todo el gusto de mi pena, dejando, por más castigo, 15 las llaves de mi cadena en poder de mi enemigo. Tanto se aleja que creo que presto se hará invisible, y en su ligereza veo 20 que, ni puedo, ni es posible tenerla con el deseo. Dicha la glosa de Francenio, Lauso comenzó la suya, que así decía: En el punto que os miré, como tan hermosa os vi, luego temí y esperé; pero, en fin, tanto temí que con el temor quedé. 5 De veros, esto se alcanza: una flaca confianza y un temor acobardado, que, por no verle a su lado, huyendo va la...
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