San Avilán
El olvido en que suele tenerse a San Avilán no impide que a veces sea posible reconocerlo en la fachada de capillas por costumbre humildes. Una campana en las manos o a los pies del santo hace segura la identificación. Se cuenta que después del asalto que a principios del siglo X sufrió la ermita de Minz, y del asesinato del anacoreta que intentó protegerla de la codicia de Barrabás el Manco, una cuadrilla de demonios se apoderó de la iglesia profanada: en cuanto alguien entraba, los diablos comenzaban a gritar tan espantosa e intensamente que lo obligaban a huir. Afamado por sus milagros, San Avilán fue llamado por una pareja que deseaba casarse en el lugar. Tres veces tres días y tres noches el santo se mantuvo en oración y tres veces intentó en vano entrar. Luego decidió ayunar una semana, a las puertas de las ruinas, y se entregó a la plegaria hasta que dos ángeles descendieron de los cielos y lo llevaron por los aires a lo alto de la torre. Apenas el santo pisó...
Está viendo el 22% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas