Resignación (Balart)

Sus mejores versos Resignación de Federico Balart Llevo en un relicario colgado al cuello tu retrato y un rizo de tu cabello, y, sobre esas reliquias de mis amores, la imagen de la Virgen de los Dolores. Cuando en mis amarguras su auxilio imploro, al pronunciar su nombre suspiro y lloro; porque es esa palabra, de encanto llena, el nombre de mi esposa y el de mi pena. ¡De penas y de nombres harto sabía quien te dio el que llevabas, Dolores mía! De dolor traspasada cruzaste el mundo, y en mi pecho dejaste dolor profundo: dolor que, aquí en el fondo del alma herida, durará lo que dure mi triste vida; dolor que, lento y sordo, pero tremendo, corazón y memoria me va royendo, desde la triste noche que, enajenado, a la luz de unos cirios pasé a tu lado. Seis meses han corrido desde aquel día: ¿Quién ya de ti se acuerda, Dolores mía! Tu imagen se ha borrado como una sombra: nadie por ti pregunta, ¡nadie te nombra! ¿Qué resta de tu vida, pobre Dolores? ¿Qué de la...

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