Residuo de fábrica

Residuo de fábrica de Evaristo Carriego Hoy ha tosido mucho. Van dos noches que no puede dormir; noches fatales, en esa oscura pieza donde pasa sus más amargos días, sin quejarse. El taller la enfermó, y así, vencida en plena juventud, quizá no sabe de una hermosa esperanza que acaricie sus largos sufrimientos de incurable. Abandonada siempre, son sus horas como su enfermedad: interminables. Sólo a ratos, el padre, se le acerca cuando llega borracho, por la tarde... Pero es para decirle lo de siempre, el invariable insulto, el mismo ultraje: ¡le reprocha el dinero que le cuesta y la llama haragana, el miserable! Ha tosido de nuevo. El hermanito que a veces en la pieza se distrae jugando, sin hablarla, se ha quedado de pronto serio como si pensase... Después se ha levantado, y bruscamente se ha ido murmurando al alejarse, con algo de pesar y mucho de asco: -que la puerca, otra vez escupe sangre... Misas herejes de Evaristo...

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