Pena de Muerte
Concepto y antecedentes El concepto jurídico de pena de muerte hace referencia a la privación del derecho a la vida. La pena capital, que en un principio aparece vinculada a conceptos como venganza o castigo en estructuras sociales primitivas, se imponía en los antiguos sistemas penales, no solamente con la finalidad de quitar la vida al condenado sino también con la de hacerle sufrir. Las legislaciones que la mantienen actualmente la aplican exclusivamente como medio para preservar la estabilidad social. La pena de muerte aparece citada en el primer código escrito que se conoce, el Código de Hammurabi, limitada a delitos como el robo y el asesinato. Era una práctica común entre griegos, romanos egipcios y pueblos precolombinos. El primer delito castigado con la pena de muerte en Roma fue el de traición a la patria y en las XII Tablas se reglamentó para otros delitos, siendo el más común el de homicidio. Durante siglos, en la cultura judaico-occidental se impuso la Ley del Talión, que exigía castigar la ofensa con el mismo daño o mal que había causado a la víctima, lo que en la práctica constituía un intento de regularización de la venganza. Combatida en la Edad Media, en la actualidad subsisten vestigios de esta ley en países como Irán. En la Edad Media se aplicaba en general de forma arbitraria y los métodos dependían de la posición social del reo, tras la Revolución francesa se impuso la guillotina como método más eficaz. Las formas de ejecución de la pena fueron muy variadas de acuerdo a los usos y costumbres de los diferentes pueblos: la lapidación, la rueda, el garrote, la hoguera, todas ellas con la finalidad de imponer el mayor sufrimiento al condenado. Por otra parte las ejecuciones públicas han sido un espectáculo común en el mundo hasta principios del siglo XX, cuando se implantaron las ejecuciones a puerta cerrada y se inventaron técnicas para causar la muerte de forma instantánea y poco dolorosa. Actualmente los métodos más habituales son la cámara de gas, la inyección letal y la silla eléctrica. Durante siglos nadie cuestionó la legitimidad de la pena de muerte; los filósofos y teólogos que se ocuparon de esta cuestión, excepto San Agustín y algún otro, defendían unánimemente su licitud. Pero la campaña contra la pena capital no comenzó hasta que el jurista italiano Cesare Beccaria combatió su frecuente aplicación en su obra "De los delitos y de las penas" a finales del s. XVIII. Sus tesis tuvieron un amplio eco fuera de las fronteras italianas e influyeron de manera decisiva en el movimiento abolicionista registrado en el transcurso del siglo XIX. Desde entonces cada vez son menos los delitos sancionados con la pena de muerte y numerosos países la han suprimido, algunos incluso han introducido la prohibición de establecerla en sus constituciones políticas. En las sociedades desarrolladas existe una evolución abolicionista y entre los estados que aún la conservan, en algunos se aplica con escasa intensidad y en otros se han iniciado movimientos favorables a su supresión.
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