Oda con una orquídea
Tus pies de nácar. Tus doradas piernas donde el mar ha cantado. Tu cuello de álamo primaveral plateado por la risa y despeinado por el viento y la risa. Tu hombro derecho lleno de palabras mías, de silencios míos y de música dormida, en declive. Y tu mano, Dios mío, donde he tocado el alma. Tu mano con una orquídea entre los dedos. Tu corazón donde una rosa gime doblada por el temporal. Tu voz, humedecida por la espuma del mar. Tu voz, donde mi nombre ha dejado una huella. Tu cabeza, alta y bella entre los hombros, como la flor que se abre entre dos hojas. Tu pecho, como un rumor de orquídeas entreabriéndose. Tu boca joven, tus guerreros dientes, donde la sangre se hizo blanca y dura para morder y amar, brillar, reír en relámpago tibio de jazmín. Tus cabellos, revueltos como un fuego negro. Tus cabellos. Tus labios donde llevas pegados para siempre mis besos, como el aire. Y la frente de donde ningún viento podría desprender las miradas de mis ojos. Tu...
Está viendo el 25% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas