Nocturno
a André Gaillard ¡Crueldad, crueldad sin nombre, crueldad de mi pasión! ¡Y el elíxir de las llamas que se derrama en el seno de mi inquina! El huracán de todas las lágrimas puede abatirse en mi desolación. El rumor del embrujo, el aliento y la cadencia dulce de las octavas, Me vienen puros como brisas contra todo infierno de condenación. Las flores de bruma despliegan sus alas y perfuman sus sueños en mi noche. Como dos extrañas umbelas de venas, hacia ellas torno mis ojos huraños. Espíritu torrencial que se nutre en las orales fibras de la lluvia. Un ángel de amor fulgirá en la amorosa ruta de mis miradas. Resuena, resuena con estridencia, huracán de las mareas. El húmedo zumbido de los palmares, como una aurora boreal, Me otea detrás de las arenas del sueño. Recordadme, sabias criaturas que perduráis en vuestros arrebatos. Dominadora naturaleza, yo acudo y me rindo a tus instancias. Que yo sea digno entre las flores, que yo sea limpiamente digno de los...
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