Napoleón en Chamartín : 4
Napoleón en Chamartín : 4 de Benito Pérez Galdós Dotado de maravillosa memoria, D. Roque recitaba trozos enteros de lo que había leído en sus papelitos, sin mudar una sílaba. No he conocido varón más sencillo e inofensivo que aquel fogoso lector del Semanario, comerciante que había venido muy a menos y a la sazón, sin negocios, sin familia y con poquísimo dinero,vivía en aquella casa, manteniéndose con su casi invisible renta. Así como el Gran Capitán oyó lo de la opresión y la injusticia, con los razonamientos puestos a continuación, que no entendiera menos, si estuvieran escritos en caldeo, se encaró con su amigo, y burlonamente le dijo: -¿Se ha acabado la jerga? Qué lástima que no viniera por aquí el padre Salmón, para que le contestase, y entre los dos se armara una marimorena de distingo acá... distingo allá... necuacua... útiquis... reñega...
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