Luchana : 30
Luchana : 30 de Benito Pérez Galdós Al sentirse físicamente lejos de la esfera de atracción de aquella voluntad potente, volvió la niña a girar en su órbita y sintió recobrada en parte su personal fuerza. «Es un bruto -se decía-; pero no hallo la manera de sustraerme a su poder. ¡Qué hombre, qué energía!... ¡Ay!, tendré que hacer un esfuerzo para no dejarme dominar, pues de lo contrario, no sé lo que pasará... Como mérito, lo tiene... ¿De qué será capaz Zoilo, si no le mata una bala? Pues de las cosas más grandes. Me asusta, verdaderamente me causa tanto miedo como admiración... ¡Qué mal he hecho en dejarme besar! Se creerá que le pertenezco, y eso sí que no. Pero me cogió tan desprevenida, ¡qué pillo!, que no pude... Cualquiera le dice que no a nada. Este es de los que no se dejan gobernar, y gobiernan a todo el mundo... Yo no...
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