Los condenados: 41
Los condenados de Benito Pérez Galdós Escena VIII SANTAMONA, JOSÉ LEÓN, GINÉS; SALOMÉ, que aparece por la puerta de la enfermería. Viste traje monjil de educanda, con toca y rosario al cinto. Unas flores en el pecho. Detiénese en la puerta, mirando la escena, sin demostrar interés alguno por lo que ve. Óyese órgano lejano. JOSÉ LEÓN.- (Contemplándola desde el proscenio izquierda.) ¡Ah! aquí está la ilusión de mi vida... ¡Qué hermosa en ese traje! SANTAMONA.- (En el centro de la escena, deteniendo a JOSÉ LEÓN con un gesto e imponiéndole silencio.) ¡Chist!... No te acerques. JOSÉ LEÓN.- No veo el monstruoso cambio que decías. GINÉS.- No se fija en ti... JOSÉ LEÓN.- No me ve. (SALOMÉ continúa en la puerta, como una estatua, la vista vagamente perdida en el espacio.) ¡Salomé, hermosa mía!... (Da algunos pasos hacia ella.) ¿No me ves? (Absorto de su inmovilidad.) ¿Pero eres tú...? SANTAMONA.- Ella es, sí... pero su espíritu no...
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