Las mil y una noches:82
Las mil y una noches Pero cuando llegó la 52ª noche de Anónimo PERO CUANDO LLEGO LA 52ª NOCHE Ella dijo: He llegado a saber, ¡oh rey afortunado! que el horrible negro dijo a la reina: "¡Oh señora mía! por favor, déjame poseerte". Y la reina, indignada, contestó: "¡Oh negro, hijo de negro, hijo de esclavos! ¿Te atreves a exhibirte de ese modo? ¡Qué desesperación verme sin defensa, en manos del último de los esclavos negros! ¡Miserable! ¡Que el Señor me ayude a salir del estado en que me encuentro, y a curar mis dolencias femeniles que me tienen impotente, y castigaré tu insolencia con mis propias manos! ¡Antes que dejarme tocar por ti, preferiría matarme y acabar con mis padecimientos!" Y recitó estas estrofas: ¡Oh tú, que no cesas de perseguirme! ¿Cuándo acabarás? Bastante he gustado la amargura de las pruebas a que me ha sometido mi suerte. Confío en que el Señor me libertará de las bestias violadoras. ¿Por qué persistes? ¿No te he dicho...
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