Las mil y una noches:473
Las mil y una noches - Tomo III Y cuando llegó la 474ª noche de Anónimo Y CUANDO LLEGO LA 474ª NOCHE Ella dijo: "... ¡Ya lo sé perfectamente! ¿Pero qué ser humano podrá afrontar esos formidables talismanes de que hablas y soportar tan terribles peligros?" El moghrabín contestó: "¡Oh Juder, no les tengas ningún temor! ¡Los diversos personajes a quienes verás en las puertas, no son más que vanos fantasmas sin alma! ¡Puedes, pues, estar verdaderamente tranquilo!" Y pronunció Juder: "¡Pongo mi confianza en Alah!" Al punto comenzó el moghrabín con sus fumigaciones mágicas. Y echó de nuevo incienso en la lumbre del brasero, y se puso a recitar las fórmulas conjuratorias. Y he aquí que el agua del río disminuyó poco a poco y desapareció, y el lecho del río quedó seco, ostentando la enorme puerta del tesoro. Al ver aquello, Juder, sin dudar ya, avanzó por el cauce del río y se encaminó a la puerta de oro, llamando a ella ligeramente una, dos y tres...
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