Las mil y una noches:401
Las mil y una noches - Tomo III Cuando llegó la 401ª noche de Anónimo CUANDO LLEGO LA 401ª NOCHE Ella dijo: "... Así, pues, ¡oh mi señora! en caso de que ocultes en tu corazón alguna cosa, no temas confiármela; porque si es un secreto lo guardaré intacto de toda divulgación ¡y nadie como yo sabrá servirte con sus ojos y su cabeza para satisfacer tus menores deseos y llevar discretamente tus misivas!" Cuando Rosa-en-el-Cáliz hubo oído estas palabras de su nodriza, sintió que la alegría le arrebataba la razón; pero retuvo en su alma cualquier palabra imprudente que revelase la causa de la turbación que la agitaba, diciendo para sí: "Nadie conoce todavía mi secreto; y para mayor seguridad, más vale no informar de nada a esta mujer mientras no posea pruebas ciertas de su fidelidad". Pero ya añadía la nodriza: "¡Oh hija mía! la noche última vi a un hombre que se me apareció en sueños y me dijo: "¡Has de saber que tu joven señora y Delicia-del-Mundo...
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