Las mil y una noches:344
Las mil y una noches - Tomo III Pero cuando llegó la 351ª noche de Anónimo PERO CUANDO LLEGÓ LA 351ª NOCHE Ella dijo: "¡...Qué lástima que una belleza semejante se haya perdido para siempre! ¡La debió desbordar la pena, anegándola el corazón!" Con el pecho oprimido por la angustia, me decidí entonces a personarme en el palacio del emir Jobair. Allá me esperaba un espectáculo más entristecedor aún. Todo estaba desierto; los muros derrumbábanse ruinosos; habíase secado el jardín, sin la menor huella de que le cuidase nadie. Ningún esclavo guardaba la puerta del palacio, y no había ningún ser vivo que pudiera darme noticia de quienes habitaron en el interior. Ante aquel espectáculo, me dije desde lo profundo de mi alma: ¡También ha debido morir él!" Muy triste, muy apenado, me senté luego a la puerta, e improvisé esta elegía: ¡Oh morada! ¡En tus umbrales me detengo para llorar con tus piedras al recuerdo del amigo que ya no existe! ¿Dónde está...
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