Las mil y una noches:106
Las mil y una noches Pero cuando llegó la 75ª noche de Anónimo PERO CUANDO LLEGO LA 75ª NOCHE Ella dijo: He llegado a saber, ¡oh rey afortunado! que Nozhatú, la esposa del chambelán, encargó al eunuco: "Ve a rogarle que cante algunos versos sobre la amargura de la separación". Y el eunuco fué a dirigirle el ruego que le había ordenado su ama. Entonces Daul'makán, sentado no lejos de la tienda, apoyó la mejilla en la mano, y mientras la luna iluminaba a la gente dormida, su voz se elevó entre el silencio: En mis versos, de rimas melodiosas, he cantado suficientemente la amargura de la ausencia y el triunfo de aquella cruel con cuyo alejamiento he sufrido tanto. Ahora he engarzado en un hilo de oro mis versos, admirablemente labrados, y quiero solamente cantar las cosas de alegría y la expansión del alma. Los jardines perfumados de rosas, las gacelas de ojos negros, las cabelleras de las gacelas. La cruel fué al jardín de mis delicias, sus mejillas las rosas...
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