Las mil y una noches:0954
Las mil y una noches - Tomo VI pero cuando llego la 958ª noche de Anónimo PERO CUANDO LLEGO LA 958ª NOCHE Ella dijo: ... y el polvo que alzaba la cola de su traje era un colirio para los ojos del ruiseñor. Y llegó de aquel modo al borde del pilón, y posó los ojos en el sitio que ocupaba su querida rosa. Pero no vió ni rastro de ella y no percibió su olor. Entonces, aniquilada de dolor, estuvo a punto de disolverse como el oro en el crisol, y de amustiarse como un capullo a impulso del simún de la pena. Y en el mismo momento, para colmo de desdicha, observó que el anillo que llevaba al dedo era un anillo extraño, y que había desaparecido la sortija que llevaba desde hacía años. Así es que, acordándose de la desnudez en que se hallaba mientras dormía, y pensando que los ojos de un extraño habían violado impunemente todo el misterio encantador de su persona, quedó sumida en un océano de confusión. Y volvió a toda prisa a su pabellón de rubíes, y se...
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