Las flores de la niña Ida: 3
Y sacó la muñeca que se mostró muy contrariada, y no dijo una palabra: tan disgustada estaba por no poder continuar en su cama. Ida colocó las flores en la cama de Sofía, las cubrió con la pequeña colcha, y les dijo que se estuvieran quietas, que ella iría a hacerlas té para que pudieran reponerse y levantarse buenas a la mañana siguiente. Enseguida corrió las cortinas alrededor de la pequeña cama a fin de que el sol no las molestase en los ojos. Durante toda la noche no pudo remediar el estar pensando en lo que la había contado el estudiante, y en el momento de irse a acostar, se dirigió primero hacia las cortinas de las ventanas donde estaban las magníficas flores de su madre: jacintos y tulipanes, y les dijo por lo bajo: «¡ Ya sé que iréis al baile esta noche!» Las flores hicieron como si no comprendieran nada, y no movieron ni una hoja, lo cual no impidió que Ida supiera lo que sabia. Luego que se acostó, pensó mucho tiempo en lo agradable que debía ser ver...
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