Las flores de la niña Ida: 1
—¡Mis pobres flores están marchitas! —dijo la niña. Esta tarde estaban aun tan hermosas y ahora todas sus hojas cuelgan secas ¿Por qué están así?—preguntó a un estudiante que estaba sentado en el sofá, y al cual quería mucho. Sabía contarla cuentos preciosos y recortar figuras tan divertidas: corazones con mujercitas que bailaban, flores y grandes castillos, cuyas puertas se podían abrir. ¡Oh! ¡Era un alegre estudiante! —¿Por qué, mis flores están tan descoloridas hoy?—preguntó de nuevo, mostrándole un ramillete entero, completamente seco. —¿Sabes lo que tienen?—dijo el estudiante: —las flores han estado esta noche en el baile, he aquí por qué sus cabezas están inclinadas. —Sin embargo, las flores no saben bailar — dijo la niña Ida. ¡Vaya!—replicó el estudiante. Enseguida que oscurece y nosotros dormimos, ellas saltan y se regocijan; casi todas las noches tienen bailes. ¿Y no puede ir ningún niño a ese baile? —Si, — respondió el...
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