Las aventuras de Arthur Gordon Pym: Capítulo IV
Las aventuras de Arthur Gordon Pym de Edgar Allan Poe El bergantín se hizo a la vela, como me había imaginado, a eso de una hora después de haberme dejado Augustus el reloj. Esto sucedía el 20 de junio. Se recordará que por entonces llevaba yo tres días en la cala; y, durante este período, reinó tan constante agitación a bordo, especialmente en la cámara y en los camarotes, que mi amigo no había tenido tiempo de visitarme sin riesgo de que se descubriese el secreto de la trampa. Cuando al fin pudo venir, le aseguré que yo estaba lo mejor que podía estar, y por eso durante dos días no se inquietó mucho por mi situación, aunque acechase siempre una ocasión para bajar. Ésta no la pudo hallar hasta el cuarto día. Varias veces durante este período había pensado contarle a su padre la aventura, para que subiese enseguida; pero nos hallábamos aún a corta distancia de Nantucket y, por ciertas expresiones que se le habían escapado al capitán Barnard, no era dudoso...
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