Lágrimas: 10
Capítulo IX 10 Pág. 10 de 31 Lágrimas Fernán Caballero OCTUBRE, 1845. Aunque respectivamente ricos, el tío Juan López, su mujer y sus hijos trabajaban a la par de sus criados: y así en un patio vasto que toldaba una parra cuyas hojas empezaban a amarillear, cual si el adiós de las golondrinas o los barruntos del invierno las hiciesen palidecer de temor o de pena, estaban varias muchachas sentadas delante de mesitas bajas que llaman escogedores, escogiendo trigo para enviarlo a la tahona. Quela, la hija de la casa, estaba en este momento ausente, por haberla llamado su madre, y vacío el puesto que ocupaba en una de las mesas frente de su amiga Paula. -Oye, Paula, -dijo una de las muchachas-, ¿es verdad que el médico es novio de Quela? -Pues ¿cuántos ha de tener si ya tiene uno? -contestó la interrogada-; ¿se tienen acaso los novios a pares como las calcetas? -¿Qué, tiene novio? ¿Pues quién es? -Berlinga, el hijo del tío Urdax. Al Alcalde le había...
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