Lágrimas: 02
Capítulo I 02 Pág. 02 de 31 Lágrimas Fernán Caballero OCTUBRE, 1837. Hélas, sur mon froid monument, l'eau du ciel tomb tristement, mais de vos yeux pas une larme. CASIMIRO DE LAVIGNE. Su alma era como el cristal, la empañaba un soplo, la traspasaba un rayo de sol, un choque la hubiese quebrado: almas de ángeles que tienen su mayor mérito en ignorar lo que valen; que no lloran sobre él, sino sobre el dolor, que es herencia común. EL AUTOR. «¡Dios! ¡Ten piedad de nosotros!». Tal era el grito que con débil y exhausta voz repetía una infeliz mujer, que yacía moribunda en el ahogado camarote de una fragata, que en el golfo de las Yeguas corría una horrorosa tempestad. Era de ver cuál el barco, que en el océano parecía lo que un grano de arena en los desiertos de África, era el juguete, de las olas. Ya empujaban su costado y lo doblaban a punto que parecía que rendido en la lucha, caía de una vez para no volver a levantarse; ya le abrían un...
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