La vuelta al mundo en 80 días: Capítulo XXVII
La vuelta al mundo en 80 días Capítulo XXVII de Julio Verne Durante la noche del 5 al 6 de diciembre, el tren corrió al Sureste sobre un espacio de unas cincuen millas, y luego subió otro tanto hacia el Nordeste, acercándose al Gran Lago Salado. Picaporte, hacia las nueve de la mañana, salió a tomar aire a los pasadizos. El tiempo estaba frío y el cielo cubierto, pero no nevaba. El disco del sol, abultado por las brumas, parecía como una enorme pieza de oro, y Picaporte se ocupaba en calcular su valor en piezas esterlinas, cuando le distrajo de tan útil trabajo la aparición de un personaje bastante extraño. Este personaje, que había tomado el tren en la estación de Elko, era hombre de elevada estatura, muy moreno, de bigote negro, pantalón negro, corbata blanca, guantes de piel de perro. Parecía un reverendo. Iba de un extremo al otro del tren, y en la portezuela de cada vagón pegaba con obleas una noticia manuscrita. Picaporte se acercó y leyó en una de...
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