La lucha por la vida III: 064
none Pág. 064 de 127 La lucha por la vida III Segunda parte Pío Baroja ¡Si llevaban una vida pistonuda! ¿Que no tenían dinero? Pues, ¡hale!, desenterraban un ataúd, y vendían todo lo que encontraban. Dos días después, un domingo por la tarde, fue el juzgado al cementerio, y Ortiz llamó a Manuel y a Rebolledo para que les acompañara. No se notaba la devastación llevada a cabo por el señor Canuto y Jesús; el cementerio, de por sí, se encontraba ya bastante arruinado. En algunos puntos, la tierra estaba removida; cerca de un pozo se advertían aún los cuadros de hortalizas labrados por el señor Canuto, y en ellos la hierba era más verde y jugosa. El juez hizo algunas preguntas a Rebolledo, que le contestó con su gran habilidad. Juntos recorrieron el cementerio. Estaba todo talado, las sepulturas rotas, las lápidas de los nichos arrancadas. Reinaba en los patios un gran silencio. De los techos de las galerías colgaban trozos de cascote, sostenidos...
Está viendo el 12% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas