La lucha por la vida II: 112
none Pág. 112 de 121 La lucha por la vida II Tercera parte Pío Baroja -Está bien. -¿No hay más que decir? -Nada. -Pues adiós, y buena mano derecha. -Adiós. El Garro salió de la casa y quedaron frente a frente Manuel y Ortiz. -Tú no te separas de mi lado hasta que cojamos al Bizco, ya lo sabes -le dijo el cabo a Manuel. El tal Ortiz, afamado como perseguidor de granujas y de bandidos, era un tipo de criminal completo; tenía el bigote negro y recortado, las cejas salientes y unidas, la nariz chata, el labio superior retraído, que dejaba mostrar los dientes hasta su nacimiento; la frente estrecha y una cicatriz profunda en la mejilla. Vestía de paisano, traje oscuro y gorra. En su figura había algo de lo agresivo de un perro de presa y de lo feroz de un jabalí. -¿No me va usted a dejar salir? -preguntó Manuel. -No. -Tenía que ver a unas amigas. -Aquí no hay amigas que valgan. ¿Quiénes son ellas? Algunas golfas... -No; son las hermanas de un cajista,...
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