La lucha por la vida II: 097
none Pág. 097 de 121 La lucha por la vida II Tercera parte Pío Baroja Manuel no supo encontrar una frase de consuelo, y al ver su frialdad, la justa se repuso de su emoción. Siguieron hablando. Después, Manuel contó su vida tranquilamente: los recuerdos se engarzaron unos con otros, y hablaron y hablaron sin cansarse; de pronto la llama del quinqué vaciló un momento, y con un suave estallido se apagó. -También es casualidad -dijo la justa. -No; que no tendría petróleo -repuso Manuel-. Bueno, yo me voy. Se registró los bolsillos; no tenía fósforos. -¿No tienes cerillas? -preguntó ella. -No. Manuel se levantó, y fue tanteando; tropezó con la mesa; luego con una silla, y se detuvo. La Justa abrió el balcón que daba a la calle, y Manuel pudo ver algo y dirigirse a la puerta. -¿Tienes la llave de la casa? -dijo. -No. -Y entonces, ¿cómo voy a salir? -Tendremos que llamar al sereno. Salieron los dos al balcón; la noche estaba fría, muy...
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