La lucha por la vida II: 074
none Pág. 074 de 121 La lucha por la vida II Segunda parte Pío Baroja Recorrieron un pasillo. Don Alonso encendió un fósforo, que mantuvo en el hueco de la mano. Vivían allí clandestinamente unas familias de gitanos y unos cuantos mendigos. Algunos habían hecho sus camas con paja y trapos; otros dormían apoyándose sobre cuerdas de esparto sujetas a las paredes. Don Alonso tenía su rincón y llevó allá a Manuel y a Jesús. El suelo era húmedo, de tierra; quedaban algunos tabiques de la casa en pie; los agujeros del techo estaban obturados con haces de caña cogidos en el río y pedazos de estera. -¡Qué moler! -dijo don Alonso al tenderse-;siempre hay que andar buscando rincones. ¡Quién pudiera ser caracol! -¿Para qué? -preguntó Jesús. -Aunque no fuera más que para no pagar la casa de huéspedes. -¡Ya vendrá la buena! -dijo irónicamente Manuel. -Ésa es la esperanza -replicó el Hombre-boa-. Mañana quizá haya cambiado nuestra suerte. Tú no sabes...
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