La lucha por la vida II: 023
none Pág. 023 de 121 La lucha por la vida II Primera parte Pío Baroja -Caballero, señor don Sergio -y Peñalar se levantó con las gafas en la mano y paseó por el cuarto su mirada oscura de cegato-,está usted en un profundo error. No vengo a pedir limosna, ni son ésos mis hábitos. Nadie podrá decirlo; vengo -y se caló los lentes con resolución- a cumplir un deber sagrado. -Concluyamos. ¿Qué deber sagrado es ése? ¡Qué! Basta de farsas. La charlatanería me revienta. -Permítame usted que me siente. Estoy fatigado -murmuró Peñalar con voz desfallecida- ¿No nos oye nadie? Don Sergio le miró como una hiena; Peñalar pasó por su ancha frente el pañuelo, lleno de agujeros; luego, dirigiéndose a Manuel, que seguía sumido en el mayor estupor, le dijo: -Haz el favor, mi querido niño, de salir un momento y espérame. Manuel abrió la puerta del despacho y salió al almacén. Esta maniobra produjo un movimiento de extrañeza en don Sergio. Te, dulcis conjux,...
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