La lucha por la vida II: 016
none Pág. 016 de 121 La lucha por la vida II Primera parte Pío Baroja ¿Eh? -gritó Mingote cuando Manuel concluyó de leer-. ¿Qué te parece? Está viviendo de La Europea y, plagiándome, hace La Benefactora. En todo es así este hombre: pérfido como la onda. Pero, ¡ah!, señor don Pelayo, yo le encontraré a usted. Si es usted un murciélago alevoso, yo le clavaré en mi puerta; si es usted un miserable galápago, yo le romperé su concha. ¿Ves, hijo mío? ¿Qué se puede esperar de un país donde no se respeta la propiedad intelectual, no la más santa, pero sí la única legítima de todas las propiedades? Mingote no enseñó a Manuel una nota impresa al margen de la circular. Era una idea de don Pelayo. En ella, la agencia se ofrecía para servicios y averiguaciones íntimas. Esta nota, discretamente redactada, se dirigía a los que deseaban conocer una mujer agradable para completar su educación; a los que querían realizar un buen matrimonio; a los que...
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