La Divina Comedia: El Purgatorio: Canto IV
La Divina Comedia El Purgatorio: Canto IV de Dante Alighieri Cuando por un placer o por un dolor, que alguna virtud nuestra comprenda, el alma fuertemente a ella se recoge, parece que ya a otra potencia no atienda; y ésto va contra aquel error que cree que un alma sobre otra en nosotros se encienda. Por éso, cuando algo se oye o mira que con fuerza tenga a sí el alma vuelta, el tiempo pasa y el hombre no lo observa; que una es la potencia que escucha, y otra la que subyuga el alma entera: ésta está como atada, y la otra está suelta. De lo que tuve experiencia verdadera oyendo aquel espíritu y admirando; que bien cincuenta grados salido había el Sol, sin que lo advirtiera, cuando llegamos a donde aquellas almas acordes nos gritaron: Aquí está vuestra respuesta. Mayor portillo con frecuencia obtura con un manojo de espinas el aldeano cuando la uva madura, que no la senda por donde subimos mi conductor, y yo detrás, solos, cuando se nos separó la turba. Súbase...
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