La casa de los celos: 05
Jornada Primera 05 Pág. 05 de 98 La casa de los celos Acto I Miguel de Cervantes REINALDOS Tuvo temor de no quedar difunto si un soplo le alcanzara de mi boca. ROLDÁN ¡A risa su arrogancia me provoca! ¿Con quién las has, Reinaldos? REINALDOS ¿Yo? Contigo. ROLDÁN ¿Conmigo? Pues, ¿por qué? REINALDOS Ya tú lo sabes. ROLDÁN No sé más de que siempre fui tu amigo, pues de mi voluntad tienes las llaves. REINALDOS Tu risa ha sido deso buen testigo; no hay para qué tan sin porqué te alabes. Dime: ¿puede, por dicha, la pobreza quitar lo que nos da naturaleza? Que yo trujera con anillos de oro adornadas mis manos y trujera con pompa, a modo de real decoro, mi persona compuesta; ¿adondequiera rindiera yo con esto al fuerte moro o al gallardo español, que nos espera? No; que no dan costosos atavíos fuerza a los brazos y a los pechos bríos. Mi persona desnuda, y esta...
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