La Batalla de los Arapiles : 28
La Batalla de los Arapiles : 28 de Benito Pérez Galdós Cuando me vi dueño del pueblo y al frente de la tropa y guerrillas que trabajaban en él, empecé a dictar órdenes con la mayor actividad. Excuso decir que la primera fue para librar a Monsalud del horrible tormento y descomunal castigo de los palos; mas cuando llegué al sitio de la lamentable escena, ya le habían aplicado veintitrés cataplasmas de fresno, con cuyos escozores estaba el infeliz a punto de entregar rabiando su alma al Señor. Suspendí el tormento, y aunque más parecía muerto que vivo, aseguráronme que no iría de aquella, por ser los masones gente de siete vidas, como los gatos. Miss Fly me indicó sin pérdida de tiempo la casa que servía de asilo a Santorcaz, una de las pocas que apenas habían sido tocadas por las llamas. Vociferaban a la puerta algunas mujeres y aldeanos, acompañados de dos o tres soldados,...
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