Juvenilia - Capítulo 30
Juvenilia - Capítulo 30 de Miguel Cané Es tiempo ya de dar fin a esta charla, que me ha hecho posar dulcemente algunas horas de esta vida triste y monótona que llevo: Pero al concluir me vienen al espíritu los últimos tiempos pasados en la prisión claustral, cuando ya la adolescencia comenzaba a cantar en el alma, y se abría para nosotros de una manera instintiva un mundo vago, desconocido, del que no nos dábamos cuenta exacta, pero que nos atraía secretamente. No nos lo confesábamos a principio unos a otros; la vida de reclusión, las lecturas disparatadas y sin orden, el alejamiento de la familia, de la sociedad y, sobre todo, cierto prurito de estudiantes, nos inclinaba a un escepticismo amargo y sarcástico, ante el cual no había nada sagrado. Éramos ateos en filosofía, y muchos sosteníamos de buena fe las ideas de Hobbes. Las prácticas religiosas del Colegio no nos merecían siquiera el homenaje de la controversia; las aceptábamos con suprema indiferencia. En...
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