Juvenilia - Capítulo 3
Juvenilia - Capítulo 3 de Miguel Cané He dicho ya que mis primeros días de colegio fueron de desolación para mi alma. La tristeza no me abandonaba y las repetidas visitas de mi madre, a la que rogaba con el acento de la desesperación que me sacara de allí, y que sólo me contestaba con su llanto silencioso, sin dejarse doblegar en su resolución, aumentaban aún mis amarguras. La reacción vino de un recurso inesperado. Una noche que nos llamaban a la clase de estudio, se me ocurrió abrir uno de los cajones de mi cómoda para tomar algunas galletitas con que combatir las consecuencias del menú mencionado. Maquinalmente tomé un libro que allí había, y me fui con él. Una vez en clase, y cuando el silencio se restableció, me puse a leerla. Era una traducción española de "Los tres mosqueteros", de Dumas. Decir la impresión causada en mi espíritu por aquel mundo de aventuras, amores estocadas, amistades sagradas, brillo y juventud, mundo desconocido para mi; decir la...
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