Juan Martín El Empecinado : 25
Juan Martín El Empecinado : 25 de Benito Pérez Galdós Puse al Empecinadillo sobre mis rodillas, y le dije: -Pobre niño, esperé que me salvarías; pero Dios no lo quiere. Pareció que me comprendía y se puso a llorar. -No llores, no llores... a ver, come de este pastel que el Sr. Plobertin ha traído para ti. Parece que está bueno. La soledad y profunda tristeza en que me encontraba, me inducían a comunicarme con mi compañero, cual si fuese una persona capaz de comprenderme. -Considera tú si no es una iniquidad lo que van a hacer conmigo. ¡Matarme, asesinarme...!, porque es un asesinato, hijo mío, ¿no lo crees así? ¿Qué he hecho yo? Servir lealmente a la patria. Esos esclavos de Bonaparte, que le obedecen como máquinas y le sirven como perros, no comprenden el sentimiento de la patria. El Empecinadillo me miró con sus dulces ojos azules llenos de luz y expresión. Creyendo...
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