Juan Martín El Empecinado : 22
Juan Martín El Empecinado : 22 de Benito Pérez Galdós -Yo no veo en esto -le dije- sino una cruel venganza. Muero con la ilusión de que Dios protegerá a esas dos personas que no quieren separarse. -Eres un necio. Cifuentes está ocupado por los franceses, y no dejan salir ni una mosca. -¡Están presas! -exclamé con angustia. -Presas, sí. La condesa se ha puesto bajo la protección del jefe de brigada Verdier; él no permitirá que se las ofenda. -Dios bendiga a ese buen caballero. -Joven amigo -me dijo con socarronería-, yo sé más que el brigadier Verdier. Y no te digo más, porque me marcho. Por última vez te pregunto si aceptas lo que te he propuesto. -¿Pasarme al enemigo? Los hombres como yo no hacen tales infamias. Ruego a usted que se marche. Quiero estar solo. -¡Desgraciado joven! -exclamó contemplándome con lástima-. Dios sabe que me es imposible salvarte. La ley de...
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