Jarrapellejos: 02
Capítulo I 02 Pág. 02 de 18 Jarrapellejos Felipe Trigo La odiosa gasa volante era cada vez menos tenue. Cruzaba las alturas desde hacía media semana, con su rumor de sedas, orientada siempre al Sur, desde las sierras del Brezo, y ya aquí, según avanzaba el cochecillo, iba oscureciendo el sol como en un eclipse. Fatídica luz de tristeza turbia, ésta que filtraba el velo de maldición tendido entre el cielo azul y la hermosura primaveral de la campiña. A Orencia divertíala crispadamente y parecíala el moteado velo que ella solía ponerse en los sombreros. Recogida en la estrechez del tílburi contra la hercúlea corpulencia de Pedro Luis, atento a las arrancadas del avispado potro al sentirse los langostos en el lomo y las orejas, reía y sacudíase, también nerviosa, los que empezaban a caer, e encima de la falda. Menudeaban. Más densa y más baja por momentos la plaga aérea, tal que en una amenaza de total invasión del mundo y los espacios, lo regaba...
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