Ivanhoe: Capítulo XXXV
Ivanhoe de Walter Scott Concluyó, pues, como cuento de vieja. WEBSTER. En efecto; no tardó en presentarse en el campo de batalla el caballero Negro capitaneando una gran cuadrilla de guerreros y caballeros en completa armadura. -¡Vengo tarde! -dijo el de lo negro mirando a todas partes-. Venía a tomar posesión de la persona de Bois-Guilbert y a excusarle el trabajo de morir por ahora. ¿Es regular, sir Wilfrido, que os metáis en aventuras cuando apenas podéis sosteneros a caballo? -El Cielo, señor, -repuso Ivanhoe-, lo ha dispuesto así, señalando su justicia con la muerte de este hombre; ni aun siquiera era digno de vuestro enojo. -¡Dios tenga piedad de su alma! -exclamó el Rey mirando atentamente el cadáver-. Era valiente, y ha muerto vestido de acero, como mueren los hombres de pro. Pero no perdamos el tiempo. ¡Bohun, haz tu oficio! Al mandato del Rey salio de su comitiva un caballero, y poniendo la mano en el homhro de Malvoisin, le dijo: -Alberto de...
Está viendo el 4% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas