Gloria: 28
Gloria Primera parte - Capítulo XXVIII de Benito Pérez Galdós Vuelve Al Oeste de Ficóbriga hay un pinar solitario y abandonado, vecino a la mar, expuesto a todos los vientos, en tal disposición que siempre, por leves que estos sean, suenan con murmurante música las ramas. Espesísimo en el centro, se clarea en sus extremos formando anchas calles, y algunos pinos se separan del grupo, corriendo hacia el arenal o hacia la montaña, como si hubieran reñido con sus compañeros. Corre por medio una cerca de rústica arquitectura, donde piedras y yerbas se confunden formando al parecer una sola familia. Al pie de los pinos crecen mil encantadoras florecillas azules de rara especie que no son conocidas en los jardines, y parece que brillan entre los helechos como pedacitos de cielo que las tempestades arrancan de la gran bóveda del mundo, esparciéndolos por el suelo. La naturaleza está allí sola, atenta a sí misma, regocijándose en su paz nemorosa, y los caminantes...
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