Fortunata y Jacinta: 2.03.02
IIParte Segunda (Capitulo III) de Benito Pérez Galdós Doña Lupe contempló la o con veneración y escuchó: «Mire usted, señora, estos señoritos disolutos son buenos parroquianos, porque no reparan en el materialismo del premio y del plazo; pero al fin la dan, y la dan gorda. Hay que tener mucho ojo con ellos. Al principio, el embargo les asusta; pero como lleguen a perder el punto una vez, lo mismo les da fu que fa. Aunque usted les ponga en la publicidad de la Gaceta, se quedan tan frescos. Vea usted al marquesito de Casa-Bojío; le embargué el mes pasado; le vendí hasta la lámina en que tenía el árbol genealógico. Pues, finalmente, a los tres días me le vi en un faetón, como si tal cosa, y pasó por junto a mí y las ruedas me salpicaron el barro de la calle... No es que me importe el materialismo del barro; lo digo para que se vea lo que son... ¿Pues creerá usted que encontró después quien le prestara? Ello fue al cuatro mensual; pero aun al cinco sería,...
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