En la carrera: 05
Capítulo V 05 Pág. 05 de 21 En la carrera- Primera parte Felipe Trigo Al llegar a casa, al mediodía, se le recibió en el comedor ruidosamente: «¡Hombre, el santito..., el forastero!... ¡Cómo ya se bandeaba por Madrid!»... Novedades, también, que le pusieron del color de los tomates: «Margot habíase despedido, porque uno fue a su cuarto -y este uno... ¡era él!, ¡era él!... ¡y el que robaba las botellas!» -¡Sí, tú, borracho, ladrón! -¡Tú, borracho, perdido! -¡Borracho! -¡Violador! -¡Sacamantecas! Servía el almuerzo una asturiana larga, herpética, tal de cara que un demonio, y doña Rosa contemplaba resignada al promotor de la catástrofe. -Sí, señor, borracho..., ¡so golfo! -distinguíase Fagoaga en los reproches-; y se estaba creyendo doña Rosa que era yo el de las botellas... ¡Pues a ti te ha visto Margot!... ¡muchas noches! ¡Margot! ¡Margot! Morita lamentábase a su vez: -Nuestra Margot, que ha tenido que largarse... ¡Sátiro!...
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