El Zarco:Capítulo VI
El ZarcoCapítulo VI: La entrevista de Ignacio Manuel Altamirano La cerca no era alta, estaba formada de grandes piedras, entre las cuales habían brotado centenares de trepadoras, de ortigas y de cactus de tallos verticales y esbeltos, formando un muro espeso, cubierto con una cortina de verdura. Sobre esta cerca, aprovechando uno de sus claros y bajo las sombrías ramas del zapote, cuyo tronco nudoso presentaba una escalinata natural por dentro de la huerta, Manuelita se había improvisado un asiento para hablar con el Zarco en sus frecuentes entrevistas nocturnas. El bandido no se bajaba en ellas de su caballo. Desconfiado hasta el extremo, como todos los hombres de su especie, prefería estar siempre listo para la fuga o para la pelea, aun cuando hablaba con su amada en las altas horas de la noche, en la soledad de aquella callejuela desierta y cuando la población dormía sobresaltada sin atreverse nadie a asomar la cara después de la queda. Por lo demás, así, a caballo,...
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