El Señor de Bembibre:12
El Señor de Bembibre Capítulo XII de Enrique Gil y Carrasco Extraño parecerá tal vez a nuestros lectores que tan a punto estuviese el abad de Carracedo para destruir los planes de felicidad de don Álvaro y doña Beatriz, por quien suponemos que no habrá dejado de interesarse un poco su buen corazón, y sin embargo es una cosa natural. Cuando el señor de Bembibre se despidió de él en su primera entrevista, su resolución y sus mismas palabras le dieron a entender que su energía natural estimulada por la violenta pasión que le dominaba, no retrocedería delante de ningún obstáculo, ni se cansaría de inventar planes y ardides. Era doña Beatriz su hija de confesión, y todas las cosas a ella pertenecientes excitaban su cuidado y solicitud; pero desde su ida a Villabuena por honor de una casa de su orden y que estaba bajo su autoridad, su vigilancia se había redoblado y no sin fruto. Un criado de Carracedo había visto un aldeano montar en un soberbio caballo en uno...
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