El sabor de la tierruca: 30
El sabor de la tierruca-XXX: Rebanaduras de José María de Pereda Esto se acaba, lector, y ¡ojalá te pese de ello! Por mi gusto, hubiera soltado la pluma después de escrito el capítulo que antecede, pues, en rigor de verdad, todo lo que a decir voy no vale dos cominos, y ya no ha de salvarme si lo que atrás queda tira de mi pobre fama hacia lo hondo. Pero allá va, porque, al fin, soy hombre de cuenta y razón, y hay lectores que no perdonan ni los maravedís del pico. Enterrado don Valentín; exterminado el perro del murio; hartos los vecinos todos de Cumbrales de hablar de los sucesos de aquella noche, que hicieron palidecer el recuerdo de los del domingo de marras, y atreviéndose ya Tablucas a volver solo a su casa a todas horas, acabó el pueblo de normalizarse con la noticia, oficial y auténtica, de que no quedaba rastro de facioso en muchas leguas a la redonda, y con la no menos grata y comprobada de que, al marcharse, se había llevado por delante al Sevillano,...
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