El sabor de la tierruca: 24
El sabor de la tierruca-XXIV: Deus ex machina de José María de Pereda Corrían, corrían los cuatro sujetos hacia casa de la bruja, y en un periquete llegaron allá. Sin detenerse a llamar a la puerta, abriéronla de un empellón, y vieron a la Rámila acurrucada junto al llar de la cocina, soplando unos carbones a los cuales estaba arrimando un pucherete cubierto con un casco de teja. -¡Allí tiene el unto! -pensaron los cuatro, al reparar en el puchero. La vieja se volvió hacia ellos y se estremeció. Ni aun en son de paz entraba allí nadie que no le armara guerra. ¡Qué intenciones no llevarían aquellos hombres que atropellaban su casa en ademán airado! -¡La gente se está matando! -dijo uno sin acercarse mucho a la Rámila, porque su miedo supersticioso podía más que el mal intento que le conducía. -¿Qué gente? -preguntó la vieja temblando. -La de Cumbrales. -¿En dónde? -En el Campo de la Iglesia. -¿Por qué? -Porque vinieron los de Rinconeda, acometieron,...
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